Unos puntos comunes que encontramos en muchos pisos antiguos de Barcelona son las bóvedas catalanas y los suelos hidráulicos.

La bóveda catalana (en catalán volta catalana), es una técnica de construcción tradicional catalana que consiste en cubrir los techos mediante un arco de ladrillos. Por su facilidad de construcción, el uso de las bóvedas catalanas se hizo muy popular a partir de siglo XIX.

A la misma época, se inventado en el sur de Francia, baldosas decorativas de cemento pigmentado, para el pavimento en las construcciones. Los grandes arquitectos del modernismo Gaudi, Domenech i Muntaner, Josep Puig i Cadafalch crearon unas piezas únicas e incluyeron las baldosas en sus obras. Poco a poco los suelos hidráulicos llegaron a los hogares, donde los decoradores componían diseños simulando una alfombra que ocupaba toda la habitación.

Es a partir de los años 1960, estos materiales fueron sustituidos por materiales más económico y más modernos. Aun así, muchas viviendas todavía poseen estos tesoros detrás de un falso techo o de unas baldosas sobrepuestas. Recuperar en sus variados acabados, como por ejemplo la bóveda catalana combinada con vigas de madera o de hierro, con los ladrillos a la vista o bien la con su superficie enyesada, aportan un dinamismo y singularidad a las viviendas.

Hoy en día las bóvedas y los suelos hidráulicos vuelven a ser de moda. Las viviendas con estos elementos estéticos increíbles suelen tener precios de venta más altos.

En Piso Shopper, somos fans incondicionales de las bóvedas y los suelos hidráulicos, pero también queremos informar de la fragilidad de los suelos hidráulicos antiguos. Siendo cemento pigmentado, las baldosas son muy porosas y se manchan rápidamente. Intentar quitar las manchas puede dañar al motivo decorativo. Ahora existen baldosas de cerámica y vinilos mucho más resistentes y más económicas.

Las bóvedas son muy resistentes. Con barnizar los ladrillos y pintar las vigas, los techos quedan perfectos muchos años. A notar únicamente como punto a tomar en cuenta, es que son techos poco aislantes, lo que puede repercutir un sobre coste en los consumos energéticos.